Estudiantes volvió a demostrar que su identidad competitiva se fortalece en los escenarios más exigidos. En un Bosque repleto y cargado de tensión, el Pincha impuso su carácter, superó 1-0 a Gimnasia y se metió nuevamente en una final del fútbol argentino. Con esta victoria, extendió su dominio en el clásico y reafirmó su condición de equipo protagonista en los momentos decisivos.
Desde el comienzo, el conjunto albirrojo mostró una propuesta clara: presión ordenada, ataques verticales y una lectura profunda de los espacios. La velocidad de Cetré fue un problema permanente para la defensa tripera, mientras que Palacios se movió con inteligencia entre líneas, amenazando cada pelota dividida. Con el correr de los minutos, Gimnasia logró equilibrar la posesión, pero se topó con un Estudiantes sólido en las persecuciones, disciplinado en el retroceso y comprometido en cada duelo.
Las emociones fuertes llegaron en el cierre del primer tiempo. Primero, una maniobra individual de Palacios obligó a una reacción salvadora de Insfrán. Después, el partido se rompió en transiciones rápidas: Medina exigió al arquero local en un contraataque bien llevado, y en la réplica Muslera respondió con un manotazo sensacional ante un remate que había cambiado de trayectoria.
En la segunda mitad, Gimnasia intentó adelantarse con Merlini y Panaro como ejes, pero Estudiantes mostró madurez táctica para resistir sin perder orden. Y cuando recuperó la pelota, fue punzante. A los 19 minutos, Cetré ganó en velocidad, dejó atrás la marca de Giampaoli y lanzó un centro preciso al corazón del área. Allí apareció Tiago Palacios, en soledad, para empujar el 1-0 y desatar el festejo pincharrata en pleno territorio rival.
A partir del gol, Eduardo Domínguez movió el banco con inteligencia para sostener el plan: reforzó la mitad de la cancha con Castro, Amondarain y Domínguez, y cerró el fondo con Rodríguez para formar una línea de cinco que absorbió todos los centros y envíos largos del local. El Lobo insistió, pero nunca encontró claridad para romper un bloque que lució firme y concentrado hasta el pitazo final.
Con autoridad, oficio y un gol que quedará en la memoria del clásico, Estudiantes se impuso en el Bosque, ratificó su superioridad en los duelos platenses y se clasificó a la final del Torneo Clausura. Allí lo espera Racing, el próximo sábado 13 de diciembre en Santiago del Estero, en un duelo que definirá al campeón del semestre. El Pincha llega en alza, confiado en su estructura y fiel a su esencia: competir, crecer y aparecer en los grandes momentos.
