Federico Diez Andersen, entrenador destacado en el ámbito de la natación, compartió su visión sobre el rol que desempeña al frente de un equipo olímpico. «Mi rol no es únicamente entrenar a un nadador, sino guiar a un equipo. Esta labor implica atender las necesidades de varios deportistas con objetivos diversos, todos unidos por una misma pasión.»
Este año, Diez Andersen tuvo el desafío de trabajar con cuatro atletas, todos con la misma meta: clasificar a los Juegos Olímpicos. «Guido Buscaglia por Argentina, Nixon Hernández por El Salvador, Ulises Saravia por Argentina, y Nacho Campos por España. Nos enfrentamos al desafío de coordinar cuatro procesos olímpicos en simultáneo, un reto significativo que me brindó importantes aprendizajes como entrenador de club.»
El camino no fue fácil. «En un principio, aspirábamos a lograr una clasificación perfecta con los cuatro atletas. Luego, al transcurrir las competencias, nos dimos cuenta de lo complejo de la situación y temimos no clasificar a ninguno. Finalmente, alcanzamos una meta intermedia, con Nixon y Ulises logrando su clasificación,» comenta el entrenador con orgullo.
El balance final, según Diez Andersen, es positivo. «Realizamos un gran trabajo. No solo en términos de resultados, sino también en el crecimiento personal y profesional. A veces, las marcas no reflejan el esfuerzo realizado, pero la experiencia adquirida, la mejora continua y la capacidad de enfrentar desafíos de esta magnitud son lo que realmente importa.»
Para Diez Andersen, los Juegos Olímpicos son un desafío incomparable. «Es exigente, impactante, y sí, puede intimidar al principio. Pero con el tiempo, uno se adapta, crece, y se da cuenta del enorme progreso alcanzado.»
Con la mirada puesta en el futuro, Federico Diez Andersen concluye: «Este es solo el comienzo. La próxima vez, ya no será un desafío desconocido, sino una oportunidad para brillar aún más.»
About Author
