El pasado 23 de marzo, Villa Elisa vivió un emotivo acto por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, organizado por el colectivo Vecinos de Villa Elisa por la Memoria, Verdad y Justicia. La convocatoria fue importante: familias enteras, jóvenes, adultos mayores y referentes sociales se acercaron al Paseo de la Memoria para participar de una jornada profundamente significativa, en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y en defensa de los derechos humanos.

Sin embargo, el encuentro sobrellevó la falta de condiciones básicas que deberían estar garantizadas por el municipio a través de su Delegación. El paseo, que recuerda a los desaparecidos y desaparecidas de la dictadura, permaneció sin iluminación durante todo el acto. Además, las luces de la avenida Arana —arteria principal y paso obligado hacia el lugar— funcionaron de manera intermitente, generando algunas dificultades.

Integrantes del colectivo organizador informaron que, con antelación, elevaron los reclamos correspondientes al municipio para que se garantizara la iluminación del Paseo de la Memoria y se dispusiera personal de tránsito para colaborar con el corte de la avenida Arana, fundamental para la seguridad del evento. Sin embargo, no obtuvieron respuesta ni acompañamiento oficial. A pesar de esa ausencia, y con la firme convicción de que la memoria no se apaga, el acto se llevó adelante con la calidez y el compromiso que lo caracterizan. De todos modos, la falta de luz afectó el cierre de la jornada, un momento muy especial en el que los y las presentes se acercan con velas al mural para rendir homenaje. Esta vez, ese gesto colectivo se realizó en la oscuridad, sin el entorno cuidado que merece una actividad de esta importancia.

La comunidad de Villa Elisa respondió con presencia y con respeto, reforzando el mensaje de que la memoria es un ejercicio colectivo que no depende de formalidades, pero que sí merece acompañamiento institucional. En tiempos en que los derechos humanos vuelven a ser cuestionados o relativizados desde algunos sectores negacionistas, estos gestos —como garantizar la luz, la seguridad y el respeto por los espacios de memoria— no son detalles menores. Son, por el contrario, señales concretas del lugar que se le otorga a la memoria en la vida democrática.

Desde este espacio, acompañamos el reclamo de los vecinos y vecinas, con el deseo de que en futuros actos el municipio asuma su responsabilidad -como lo ha hecho- no como un favor, sino como parte de una política pública que abrace y defienda los valores que nos constituyen: Memoria, Verdad y Justicia.

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