Por Redacción | 1894Radio

Este domingo 29 de junio, la provincia de Formosa celebró elecciones legislativas y constituyentes que dejaron un mensaje claro: el modelo de poder territorial del gobernador Gildo Insfrán sigue vigente y fuerte. Con una participación que alcanzó el 70 % del padrón, los comicios se destacaron no solo por la contundente victoria del oficialismo, sino también por una alta concurrencia ciudadana, en marcado contraste con otras provincias que evidencian crecientes niveles de apatía electoral.

Mientras en Santa Fe —también con elecciones este domingo— la participación apenas superó el 52 %, en Formosa el electorado acudió a las urnas con mayor decisión. Esta diferencia no es menor: habla de un nivel de movilización y estructura política en el territorio formoseño que desafía la tendencia nacional al desinterés y la desafección con la política institucional.

En términos electorales, el resultado fue abrumador. El Partido Justicialista de Formosa, liderado por Insfrán, obtuvo cerca del 69 % de los votos tanto para renovar 15 bancas de la Legislatura provincial como para elegir a los 30 convencionales que tendrán la misión de redactar una nueva Constitución. Muy por detrás quedaron el Frente Amplio Formoseño (UCR, PRO y aliados), con cerca del 21 %, y La Libertad Avanza, que capitalizó un 10 % con fuerte inserción en sectores urbanos y jóvenes.


“El dato no menor: en Formosa votó el 70 % del padrón, rompiendo la tendencia nacional de abstención. El poder político se legitimó también en las urnas.”


Además del resultado electoral, lo que se juega es la legitimidad de un proyecto político sostenido por más de 25 años. Con este respaldo en las urnas, Insfrán no solo fortalece su hegemonía local sino que asegura condiciones institucionales óptimas para avanzar en la reforma de la Constitución provincial, un proceso que podría blindar —o incluso ampliar— la posibilidad de continuidad en el poder para las próximas décadas.

Este desenlace configura un caso atípico en el mapa político nacional: una provincia donde el oficialismo no solo gana con holgura, sino que moviliza masivamente a su electorado y proyecta gobernabilidad plena en todos los planos. En tiempos de fragmentación política y crisis de representación, el modelo formoseño exhibe estabilidad… y también polémica.

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