asalto

En una noche más en la asediada zona norte de nuestra ciudad, Villa Elisa se convirtió en el escenario de un nuevo episodio de inseguridad que dejó a la comunidad conmocionada. La delincuencia parece no dar tregua en este sector de La Plata, y los habitantes se mantienen en constante alerta ante la creciente ola de delincuencia que los azota.

El evento tuvo lugar cerca de las ocho de la noche en un supermercado chino ubicado en las calles 137 entre 427 y 428, donde la rutina diaria fue abruptamente interrumpida por un grupo de individuos desalmados. Tres hombres armados, ocultando sus identidades detrás de barbijos, descendieron de un vehículo blanco que se detuvo en la puerta del establecimiento. Lo que siguió fue una escena de intimidación y violencia que dejó a todos los presentes atónitos y temerosos.

Las armas de fuego, de gran calibre, que portaban los delincuentes eran amenazadoras, y una de ellas tenía incluso un silenciador, lo que añadió una cuota de terror a la situación. Inmediatamente después de ingresar al supermercado, los criminales apuntaron sus armas hacia el empleado que se encontraba atendiendo en ese preciso instante, lanzando amenazas de muerte que dejaron al trabajador petrificado por el miedo.

Sin perder un segundo, los hampones se dirigieron a la caja registradora y saquearon el dinero que había dentro. El botín ascendió a una suma cercana a los 70 mil pesos, que representaba una parte de la recaudación del día. Además, tomaron otra caja que, desafortunadamente para ellos, estaba prácticamente vacía, un hecho que solo descubrieron tras su huida.

Pero la codicia de estos delincuentes no tenía límites, y su osadía los llevó a adentrarse en la parte trasera del local, donde otro empleado se encontraba trabajando. Bajo amenaza, le arrebataron su reloj, dejando en claro que estaban dispuestos a todo para lograr sus objetivos.

A pesar de la presencia de varios clientes en el supermercado en el momento del atraco, estos afortunadamente no resultaron heridos y salieron ilesos de esta terrible experiencia. Los asaltantes parecían estar enfocados en la caja registradora y no se desviaron hacia los inocentes compradores.

Con su botín en manos, los maleantes regresaron a toda prisa al vehículo en el que habían llegado, presumiblemente con un cómplice a la espera. Desaparecieron de la escena a gran velocidad y su paradero actual es desconocido. La comunidad está en vilo mientras las autoridades inician una investigación para tratar de identificar a estos individuos y llevarlos ante la justicia.

La inseguridad continúa siendo una sombra ominosa que se cierne sobre la zona norte de la ciudad, y los habitantes exigen medidas más efectivas para proteger sus vidas y sus propiedades. La incertidumbre y el miedo persisten en este rincón de la ciudad, donde la delincuencia parece no tener freno.

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