A raíz de las auditorías solicitadas por el intendente Julio Alak con el fin de garantizar la transparencia en la administración municipal, se realizó un procedimiento en el Cementerio de la ciudad que reveló una situación alarmante. Personal de la Comuna descubrió 501 ataúdes y 200 bolsas con restos humanos distribuidos en cuatro depósitos, lo que llevó a las autoridades locales a presentar una denuncia penal.

El relevamiento, llevado a cabo en colaboración con la Dirección Provincial de Registro de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad bonaerense, abarcó cuatro depósitos donde se observaron diversas irregularidades. Es importante destacar que estos espacios no estaban destinados a la conservación de cadáveres o restos óseos humanos, y no funcionaban como morgues.

En el panteón denominado «Protectora», se encontraron 16 cajones de madera con una protección interior metálica, sugiriendo su posible procedencia de bóvedas o nichos. Sin embargo, carecían de identificaciones correspondientes, como chapas con información relevante. Además, en este lugar, que es un subsuelo con escalera, se percibió un olor fuerte y nauseabundo, y se hallaron féretros en el suelo con agua estancada.

En el segundo depósito, conocido como «sala de velatorios», se encontraron aproximadamente 200 bolsas de consorcio negras conteniendo restos óseos, muchas de ellas sin identificación de nombre, nicho o ubicación catastral. También se encontraron 15 cajones féretros de madera.

El tercer depósito, ubicado en el segundo piso del edificio, albergaba cientos de féretros de adultos y 22 de niños identificados como «angelitos». Asimismo, se encontraron bolsas de consorcio con restos óseos y huesos esparcidos por el suelo.

En el cuarto depósito, denominado «galpón de arena», se observaron más de 107 ataúdes apilados de manera indiscriminada y bolsas negras de consorcio con restos humanos.

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